Extractivismo, infantilismos y desarrollo
por Natalia Sierra – Definitivamente el poder, no concebido de manera colectiva como capacidad humana de construir el mundo, sino como posibilidad individual de dominio sobre los otros, o como acumulación de prestigio personal, desquicia el alma humana. Qué persona con mediana capacidad de comprensión de la política, puede creer que una iniciativa como la del ITT, que se fue constituyendo en largos y duros procesos de lucha por la protección del medio ambiente, en la cual participaron una serie de actores sociales comprometidos con la defensa de la vida en general, y la humana en particular, pueda a ver sido la “gran idea” del presidente Correa.
Propuestas como la del ITT-Yasuní, cuyo núcleo central conlleva un cambio radical en la manera de comprender la vida humana en su relación con el entorno natural, no es un producto de mentes brillantes, que sentadas en los escritorios de costosas universidades privadas, milagrosamente conciben ideas geniales, para dar solución a problemas tan complejos de la sociedad. Hay que recordarle al Sr. Presidente que el no viene de ningún proceso político, menos aún de izquierda, que le haya permitido pensar siquiera en la profunda importancia de la propuesta de dejar el petróleo bajo tierra.
Esta iniciativa se gestó al calor de la lucha ecologista en vinculación estrecha con el movimiento indígena y popular, es el resultado de largos y difíciles diálogos en los que se buscaba dar alternativas a la irracionalidad del proyecto extractivista, llevado adelante por la dirigencia política del capitalismo nacional y mundial. Esta iniciativa fue y es una respuesta que, desde el ecologismo “infantil” y radical, se dio al desastre ambiental que la “sensata madurez” de los grandes intereses económicos de las transnacionales petroleras y sus empleados nacionales que, en la mayoría de los casos, fungen como presidentes de las naciones empobrecidas, han provocado por todo el planeta. Es más que sabido que la razón instrumental paradigma de la civilización capitalista, asumida así misma como época adulta de la historia humana, desde su coherente visión de progreso y de desarrollo ha concebido al planeta entero y particularmente a los países periféricos, como depósitos de riqueza, dispuestos a ser saqueados mediante la extracción irracional de sus bienes naturales destinados a alimentar la voracidad del capital. Quizás adscribirse a esta lógica es optar por un ecologismo adulto y no infantil.
Seguramente hay que ser infantil para poder soñar con un mundo post-petrolero, pues al parecer la sensatez adulta, astuta como es, cree que una iniciativa tan importante como la del ITT-Yasuní solo es una rentable retórica. Un discurso que “bien” usado en tiempos del ecologismo adulto, como el que se impuso en la cumbre de Copenhague, es muy útil en ciertas circunstancias políticas para maquillar el proyecto extractivista de Alianza País. De hecho, la utilización abusiva de discursos, propuestas y proyectos populares de izquierda, ha sido la práctica política del presidente Correa y su grupo de confianza, para ocultar su real identidad política y sus reales intereses económicos.
No debería ya sorprendernos lo que el presidente acaba de hacer con el proceso del ITT-Yasuní, ya es conocido que después de lanzar un discurso de “izquierda”, donde se promete ir al Socialismo del Siglo XXI, inmediatamente viene una acción política que busca mantener la lógica económica capitalista, en sus aspectos más conservadores. Me atrevería a decir que su último exabrupto radial, en el que mandó al taraste el proceso de negociación de la iniciativa ITT-Yasuní, es parte de una estrategia para cambiar los negociadores y asegurar el fracaso del proceso. Pero eso si, como lo manda la astucia política, guardando la imagen de ecologistas sensatos y maduros como obviamente serán los miembros del nuevo equipo negociador. Personas que deberán guardar una relación acorde con el mundo adulto de los negocios y la empresa petrolera internacional, personas que lograrán una buena solución para cuidar la reserva natural Yasuní y extraer el petróleo que reposa en su suelo. Estos ecologistas adultos y sensatos, lo pueden todo, son capaces de todo, incluso del “milagro” de juntar la defensa ambiental con la depredación ambiental.
Pero más allá de lo que el mundo de los adultos haga y deje de hacer, los ecologistas “infantiles” seguiremos peleando por nuestra propuesta, aquella que surgió de lo profundo de la lucha popular por defender la vida; una propuesta que es patrimonio de la humanidad en su lucha contra el capital.
N. Sierra, socióloga, docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Publicado en El Mercurio Digital (España), el 18 de febrero de 2010. Ver.
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