Cuando los comunarios deciden volverse mineros

Se está volviendo cada vez más frecuente que integrantes de comunidades que por años resistieron o rechazaron las actividades mineras en sus territorios cambien sus posiciones y decidan volcarse a estas actividades. Se embarcan en una minería comunal local. Esto es especialmente frecuente en sitios donde se explota el oro aluvial. Muchos de esos emprendimientos son informales o ilegales, algunos desean
formalizarse, incluso como empresas, mientras que otros quedan atrapados en una creciente vorágine de violencia.
Es inevitable que esas situaciones resulten en tensiones y contradicciones, e incluso generen riesgos de todo tipo. Algunos se embarcan en esa minería soñando con una rápida riqueza, y otros, cansados de sufrir la pobreza. Pero, más allá de esas y otras razones, en el seno de las comunidades se generan brechas, en ocasiones dentro de familias, entre los que persisten en rechazar la minería y los que optan por embarcarse en sus propios extractivismos. Las divisiones y los enfrentamientos se vuelven frecuentes.
Al mismo tiempo, las organizaciones ciudadanas comprometidas con la justicia social y ambiental, también enfrentan tensiones y riesgos. Aquellas que estudiaban los impactos de la minería y acompañaban a esas comunidades en denunciar empresas y gobiernos que promovían extractivismos que eran depredadores se encuentran ahora con comuneros que repiten y defienden esas prácticas.
Se comparte aquí un análisis de esa situación. Se identifican sus distintas expresiones, los argumentos en
juego y las implicancias que encierra, desde el compromiso con la salvaguarda de los derechos y la calidad de vida de todas las personas y la protección ambiental. Se consideran, en especial, riesgos y desafíos, por un lado, para las comunidades que lidian con esas situaciones y, por el otro, para las organizaciones de la sociedad civil.
Esta es una nueva versión revisada y ampliada de una primera contribución publicada por el Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib).
Publicado por Cooperacción, Lima (Perú).
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